Camarero! Un whisky con hielo, por favor!
Si, que no he dejado la bebida, el tabaco, las drogas, o los juegos de placer. Adoro cuando tu mano suavemente va fluyendo por mi muslo hasta llegar al final de mi espina dorsal y me entra ese cosquilleo que me hace tocar el cielo. Tus labios húmedos van besando lentamente cada centímetro de mi cuerpo y logras hacerme sentir yo misma. El placer invade cada milímetro de mi y ya no soy yo, si no tu, el dueño de mi cuerpo. Ese ambiente tan perfecto que se genera. Placeres escondidos se desvelan, el lado más salvaje y sensual de mi sale a la luz. Momentos a solas entre tu y yo que nos hacen seres deslumbrantes. Ese calor corporal que me invade. El sudor de funde y se llama gozar.